
Una manera alternativa en la que el ánimo se cristaliza es, precisamente, el desánimo. La fuerza está estancada y no queda otra posibilidad que aceptar la derrota. Y el campo de la derrota puede ser la del paisaje de un mañana gris lluviosa o una noche oscura en el vacío.
Puedes pasear, flotar por ambos, o quedarte inerte y dejarte ser. La decisión la toma tu ánimo o tu cuerpo, en armonía o independientemente.