
A veces la fuerza se nos va por la boca, otras se queda inmóvil. Cuando esto último ocurre tenemos pesadillas, ansiedad, miedos, 𝑎𝑢𝑔𝑢𝑟𝑖𝑜𝑠 que nos impiden ver las múltiples caras de la realidad; ver al otro. Pero, por cada fuerza negativa se genera una positiva, y la intención, en algún momento, siempre puede moverse de una a otra.
Sin duda, se vive mejor bebiendo de la copa íntegra, con los pies estables en la tierra y viendo el sol salir una mañana más.